Tras la renuncia de O'Higgins, el país entró
en un largo período de inestabilidad política que duró toda una década. El general Ramón
Freire, que
asumió como Director Supremo siendo asesorado por Juan Engaña, se dedicó a acabar con el último foco de
resistencia colonial en Chiloé,43 pero el constante desorden político en
que se encontraba el país fue un grave obstáculo para su gobierno. Como forma
de solucionar dicho problema fue redactada la Constitución
Moralista de 1823. Sin embargo, su complejidad generó un gran rechazo en la población
que, sumado a la crisis económica imperante, provocó la caída del gobierno de
Freire.
En un ambiente dominado por las rencillas
entre los grupos políticos, Manuel Blanco Encalada fue elegido como el primer Presidente de Chile. Su corto gobierno estuvo marcado por el
dominio del grupo federalista y la promulgación de las Leyes Federales de 1826. Pero nuevamente esta legislación fue
rechazada, lo que provocó un caos en el país. Blanco Encalada renunció y se
estableció una sucesión de presidentes de cortos períodos de gobierno.
En 1828, Francisco Antonio Pinto logró aprobar la Constitución
de 1828 de
corte liberal. En elecciones, Pinto fue reelecto, pero se le acusó de fraude electoral.
Además, el Congreso Nacional designó a Francisco Ramón Vicuña como vicepresidente, cargo que debía
ser electo por votación popular. Esto provocó el levantamiento del ejército a
cargo de José Joaquín Prieto, que controló rápidamente el sur de Chile,
dando inicio a la Revolución de 1829.
Pinto y Vicuña renunciaron para evitar la
Guerra Civil, pero ya era demasiado tarde. La unión entre conservadores (pelucones), estanqueros y
o'higginistas, tras la batalla de Ochagavía, produjo la caída del régimen liberal y se
instauró un gobierno revolucionario a cargo de José Tomás Ovalle. Finalmente, la batalla de Lircay otorgó la victoria definitiva de los
revolucionarios, causando el fin del régimen liberal.
Tras la renuncia de O'Higgins, el país entró
en un largo período de inestabilidad política que duró toda una década. El general Ramón
Freire, que
asumió como Director Supremo siendo asesorado por Juan Egaña, se dedicó a acabar con el último foco de
resistencia colonial en Chiloé, 43 pero el constante desorden político en
que se encontraba el país fue un grave obstáculo para su gobierno. Como forma
de solucionar dicho problema fue redactada la Constitución
Moralista de 1823. Sin embargo, su complejidad generó un gran rechazo en la población
que, sumado a la crisis económica imperante, provocó la caída del gobierno de
Freire.
En un ambiente dominado por las rencillas
entre los grupos políticos, Manuel Blanco Encalada fue elegido como el primer Presidente de Chile. Su corto gobierno estuvo marcado por el
dominio del grupo federalista y la promulgación de las Leyes Federales de 1826. Pero nuevamente esta legislación fue
rechazada, lo que provocó un caos en el país. Blanco Encalada renunció y se
estableció una sucesión de presidentes de cortos períodos de gobierno.
En 1828, Francisco Antonio Pinto logró aprobar la Constitución
de 1828 de
corte liberal. En elecciones, Pinto fue reelecto, pero se le acusó de fraude electoral.
Además, el Congreso Nacional designó a Francisco Ramón Vicuña como vicepresidente, cargo que debía
ser electo por votación popular. Esto provocó el levantamiento del ejército a
cargo de José Joaquín Prieto, que controló rápidamente el sur de Chile,
dando inicio a la Revolución de 1829.
Pinto y Vicuña renunciaron para evitar la
Guerra Civil, pero ya era demasiado tarde. La unión entre conservadores (pelucones), estanqueros y
o'higginistas, tras la batalla de Ochagavía, produjo la caída del régimen liberal y se
instauró un gobierno revolucionario a cargo de José Tomás Ovalle. Finalmente, la batalla de Lircay otorgó la victoria definitiva de los
revolucionarios, causando el fin del régimen liberal.
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